expresa lo que guardas.

16.12.05

psique feliz

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El había venido a visitarme por dos días.
Salimos a perdernos por nuestras calles de San Telmo.
Cada bolichito era la puerta de entrada a un universo paralelo.Y cuando cae la tarde, empezamos a caminar hacia la plaza. Yo quería mostrarle una de esas casas que habíamos descubierto con Lu el fin de semana anterior. Nos unimos a un grupo de gente y entramos en el bosque a explorar. Ya de noche, nos encontramos con un pasaje muy oscuro y tenebroso. Era una postal gótica salida de algún pueblo medieval. Era un camino empinado con unas escaleras hacia arriba y después hacia abajo. Todos tenían miedo y no querían seguir.
Yo sabía que después de ese pasaje, llegábamos a una especie de “jardín de la felicidad”, “paraíso”, “mundo de las maravillas de Alicia” o como quieras llamarle. No lograba convencerlos de seguir, hasta que encontré un folleto turístico que argumentaba mi promesa. Entonces atravesamos el pasaje, y llegamos a este mágico lugar. Era como una colonia inmensa, llena de castillos, y parques con mucho sol.
Lo loco era que gran parte del lugar estaba sumergida en el agua, como invisible a nosotros. Seguimos caminando hasta que nos encontramos con una pared gigante hecha de tierra que nos bloquea el paso. La atravesamos con la mano, y vemos que del otro lado de la pared hay un océano gigante, pero no la podemos traspasar.En eso pasan unos turistas holandeses y nos dicen que para pasar necesitamos unos “pases” (tarjetas magnéticas).
Claro, es que con el acelere de llegar, nos olvidamos de darle bola a las duendas que estaban al costado del camino repartiendo pases.Cuestión que los holandeses macanudos nos regalan sus pases, y entramos al “País del Nunca Jamás” donde nos perdemos entre personajes salidos de un cuento de hadas cortazariano.
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